martes, 8 de diciembre de 2009

Encontrando sonrisas


Quise contarles esta historia apenas me paso pero no había tenido tiempo... ayer de turno y el día domingo el cual sucedió lo que en momentos relatare regrese tarde de mis andanzas y estaba súper cansado por lo que hoy post-turno (que es uno de los mejores días para escribir, ya que estando zombi te llegan y fluyen ideas jaja) lo relato:

EL domingo tenia planeado realizar algunas compras, pero antes necesitaba acercarme a un cajero, no tenía más de un par de Quetzales en mis bolsillos. En el cajero, una cola de varias personas me obligó a demorarme aun más. Junto a la cola, un niño de no más de 8 ó 9 años. Tenía algo en la mano... una pistola de plástico, con la que apuntaba hacia las personas que hacían cola en espera de su pisto :). Envolviendo sus pequeñas caderas, un cinturón de plástico, con esposas de plástico, balas de plástico, cuchillo de plástico. Todo un Clint Eastwood de poco más de un metro, que se afanaba en apuntar azarosamente con su pistola, y con una expresión de perdonavidas dibujada en el rostro que el propio Clint hubiese querido para una de sus películas. No exagero, era como un asesino en miniatura, y a eso jugaba, a asesinarnos.

Sentí una profunda pena por el pequeño pistolero, a la vez que indignación hacia unos padres que no acertaba a identificar. Quizá exageraba, pero estaba cansado. (Creo que de no estar fatigado/cansado y desesperado lo hubiera visto con otros ojos y hasta hubiera jugado con él, pero en ese momento no fue así)

Súbitamente, el niño giró la cabeza, mirando por detrás de mí. Sus labios transformaron su fea mueca en una increíble sonrisa, una sonrisa que demostraba que la felicidad plena existe, al menos en los niños. Corrió como si Clint le estuviese persiguiendo. Su cuchillo de plástico cayó al suelo, pero él no miró atrás, porque en ese momento estaba saltando para abrazarse a una anciana que también sonreía, una anciana que no me había llamado la atención, una anciana que finalmente resultó ser la abuela de aquel niño que sí me había llamado la atención. Los contemplé embobado. Ni siquiera me fijé en si el niño recogió su cuchillo de plástico.

Estaba aliviado. Aquel niño no dudó en cambiar sus feos juguetes por el abrazo de su abuela, supongo que lo había juzgado mal. El gesto de su cara y su rabia debían ser fruto de su preocupación, del miedo que sentía y que, por fortuna, desapareció en un instante.

Luego de eso y sonrisa en el rostro procedí a sacar el dinero y continúe con mi día..........

Si miras con atención, en ocasiones puedes encontrar la sonrisa donde menos te lo esperas. Miren con atención, la sonrisa está ahí fuera.

3 comentarios:

Titi dijo...

:D q lindooo ^^

CiLuNa dijo...

Me encanta esta!
:)

JC el Colocho dijo...

:) me parece.. la verdad me saco una sonrisa ver el acto de ese niño :O)

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